Carlos Koopmann, intendente de Zapala, ha compartido una tierna historia por redes sociales que refleja no solo su cercanía con los vecinos sino también con los animales, porque en su lugar de trabajo sumó un insólito amigo a su rutina diaria. Se trata de un perro que se ganó su atención y se convirtió en un compañero de su rutina diaria en la oficina de intendencia.
En su relato, Carlos cuenta que desde el inicio de su gestión, cada mañana, cuando llegaba al edificio céntrico donde funciona la municipalidad se encontraba con tres perros durmiendo en la vereda. Y de estos tres amigos andariegos fue uno en particular, de pelaje blanco salpicado con manchas negras y marrones en su cara, el que decidió seguirlo y cambiar su destino y las mañanas de trabajo en la municipalidad.
Cada mañana cuando llega Carlos, lo espera en la entrada y los sigue a su despacho, subiendo las escaleras hasta el primer piso, pasando por las puertas de las oficinas hasta llegar a destino y pegar un salto a su sillón preferido.
«El ritual se repite hasta hoy», comentó Carlos con una sonrisa, mientras recuerda cómo el perro se ha convertido en compañero de su jornada laboral. «Sube a la oficina conmigo y se va conmigo, esperándome hasta que vuelvo al otro día, siempre en el mismo lugar».
Este perrito, que pasa largas horas en el despacho municipal ya recibió cuidados como desparasitación y vacunas, además de baños regulares para garantizar su bienestar.
El ritmo protocolar de trabajo en la oficina, en ocasiones interrumpido por esta graciosa actitud del perro y su atrevimiento en ocupar un sillón de manera exclusiva.
«Pase lo que pase, y venga quien venga, él no se mueve de su sillón. Permanece ahí. Inmutable, silencioso. Como quien quiere pasar desapercibido», describe el intendente con un toque de afecto.
Buscando un nombre
«En este tiempo que llevamos de conocernos, nunca le puse un nombre, pensando que quizás ya tenía dueño o que de un día a otro se iría. Pero parece que él ya decidió quedarse.», cuenta Carlos Koopmann que tomó la decisión de adoptar al animal.
El intendente pidió a los vecinos que lo ayuden a ponerle un nombre al perro, y su publicación en redes sociales ya esta recibiendo cientos de sugerencias.
Una linda historia que muestra otra parte de la gestión pública. El perro parece haber encontrado su nuevo hogar y el intendente un nuevo compañero, demostrando que hasta en los espacios más formales hay lugar para la amistad.